Paco no era gitano. El Pau tampoco. El Pau había aprendido –y dominado– la técnica flamenca, pero para darle un nuevo giro. Puede tocar a la par de cualquiera. Pero no se queda en la tradición. La respeta, pero también es respetuosamente sacrílego. Figueres abraza y rompe el flamenco. Se lo adueña. No ostenta la técnica, la dosifica en breves e intensas explosiones de brillo. Lo tiene todo. La velocidad insólita, el estallido, el tempo, la precisión, la claridad, la belleza. No se vanagloria del genio. Tampoco se esconde. Da lo justo. Y, como los grandes músicos, suena a él mismo. No se parece a nada.
Mezclando la guitarra flamenca con la música de nuestro siglo, Pau Figueres es uno de los guitarristas españoles más talentosos e interesantes de la actualidad. Digno continuador de la mejor tradición de este instrumento, empuja sus límites a nuevos terrenos con sus composiciones originales, su entendimiento único y profundo de la música y una habilidad técnica abrumadora.